Mi bizcochito está programada para encandilar. Cuando me mira con sus grandes ojos almendrados me derrito. Me apetece achucharla y tenerla muy pegada a mi.
Sus armas-baby son completamente infalibles: gemiditos, sonrisas y una mirada penetrante llenita de dulzura.
Ella consigue que su mamá este en alerta para cubrir todas sus necesidades y protegerla en todo momento.
Siento que la maternidad me ha dado más paciencia (algo que no tenía en absoluto), más seguridad y fuerza, tengo que poder con todo o al menos intentarlo.
He dejado el egoísmo de mirar para mí, para mirar únicamente para ella, creo que soy una persona más generosa.
No había experimentado un sentimiento tan fuerte antes, la necesito mucho. Cuando me marcho al trabajo, antes de irme siempre doy la vuelta dos veces para despedirme, y cuando regreso estoy deseando cogerla. Ella me hace la fiesta al verme, aunque me temo que no me echa tanto de menos como yo a ella.
Siento que la maternidad me ha dado más paciencia (algo que no tenía en absoluto), más seguridad y fuerza, tengo que poder con todo o al menos intentarlo.
He dejado el egoísmo de mirar para mí, para mirar únicamente para ella, creo que soy una persona más generosa.
No había experimentado un sentimiento tan fuerte antes, la necesito mucho. Cuando me marcho al trabajo, antes de irme siempre doy la vuelta dos veces para despedirme, y cuando regreso estoy deseando cogerla. Ella me hace la fiesta al verme, aunque me temo que no me echa tanto de menos como yo a ella.
Ella me demuestra el amor más sincero que existe, acerca su carita a la mía y comienza su sesión vampiro.
Soy dependiente de sus mordisquitos babosos, no me manipula simplemente es una survivor.
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